Esta mujer enigmática trabajó durante décadas como niñera, pero lo que nadie sabía era que llevaba consigo su cámara colgada al cuello…y un talento monumental para capturar el alma de las ciudades y sus habitantes.
Vivian fotografiaba en silencio: niños en la vereda, señoras bien en la Quinta Avenida, vagabundos, vitrinas, obreros, reflejos en charcos. Era una cronista de lo cotidiano, con un ojo increíble para el detalle, la ironía y el misterio urbano. Su estilo se enmarca dentro de la fotografía callejera (street photography), pero con una sensibilidad particular: muchas de sus imágenes transmiten ternura, otras inquietudes, y muchas simplemente te hacen frenar y mirar dos veces.

Una vida entre sombras
Nació en Nueva York en 1926, hija de madre francesa y padre austrohúngaro. Pasó parte de su infancia en Francia, en un pequeño pueblo de los Alpes, donde empezó a usar una cámara Kodak Brownie. A fines de los años 30 volvió a Estados Unidos, y ya de adulta trabajó como niñera para diferentes familias, especialmente en Chicago. Era una mujer reservada, solitaria, algo excéntrica, siempre con su cámara al hombro atenta a fotografiar lo que solo ella era capaz de ver .
Vivian nunca tuvo una formación académica en fotografía. Aprendió sola, observando, caminando. Usaba cámaras de formato medio (como Kodak Brownie o la Rolleiflex) que le permitían sacar fotos desde la cintura, sin levantar el aparato a la altura del ojo. Eso le daba un ángulo único… y le permitía pasar desapercibida. También experimentó con color en los años 70, e incluso grabó audios y filmó videos con una Super 8. Sí, un archivo impresionante, escondido bajo llave.

El hallazgo del siglo
Vivian murió en el 2009, a los 83 años, sin saber que su obra iba a revolucionar el mundo de la fotografía. Vivía en la pobreza, mantenida en sus últimos años por algunas de las familias para las que había trabajado. Un par de años antes de su muerte, un joven llamado John Maloof, historiador aficionado, compró unas cajas de negativos en una subasta por pocos dólares. Lo que encontró lo dejó sin palabras: miles de fotos de altísima calidad, con una mirada única sobre la ciudad y sus personajes.
Maloof empezó a investigar quién era la autora de esas imágenes. Lo que encontró fue la historia de una vida secreta y una artista oculta. Desde entonces, su obra fue expuesta en museos de todo el mundo, desde Chicago hasta París, y se realizaron libros, documentales (como el imperdible Finding Vivian Maier) y retrospectivas.

Hoy, el archivo de Vivian Maier está a cargo del Vivian Maier Estate, que gestiona su legado y permite que el mundo siga descubriendo su mirada. Si querés ver algunas de sus fotos —y dejarte hipnotizar un rato— podés entrar acá:
👉 vivianmaier.com